Anoche, durante la tormenta, nos peleamos otra vez. Le alcé la mano, puede que la golpeara, no lo recuerdo. Enfurecida, salió a cubierta. Afuera arreciaba el viento; la seguí. Aún no había terminado de subir la escalerilla cuando recibí un golpe en la cabeza. Aturdido, la vi a través de la cortina de lluvia y me abalancé torpemente a sus pies, derribándola, pero se liberó dando patadas con frenesí. La alcancé junto a la borda; mientras forcejeábamos, nos envolvió una enorme ola, sentí un vértigo repentino y luego la perdí.
Hoy amaneció en calma. La veo maniobrar con energía y destreza, absorta en la rutina del barco. Me siento incapaz de hablarle, de tocarla. Ella pasa junto a mí sin temor alguno, como si no me viera, como si yo ya no existiese. Su rostro maltratado refleja resolución y alivio.
Siempre es un placer leer tus microrrelatos, destaco al igual que leo ya ha hecho Concha en el post precedente, esa profundidad narrativa, esa habilidad semántica y , por descontado, la destreza para la elipsis, para relatar mucho en una distancia tan exigente. Gracias por compartir tu obra con nosotros. Un saludo cordial, Enrique.
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Soy yo quien agradece de veras vuestras visitas y comentarios, Ginés. Que sean tan favorables, viniendo de quien vienen, aturde un poco pero es muy gratificante. Un abrazo.
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A veces, me resulta dificil colocar las piezas en el tablero aun a pesar de la nitidez conque les das color para reconocerlas.
Sigo con mucha atención las citas de tu muro aunque no haga comentario alguno, pero aqui y ahora te digo la gran destreza que tienes para combinar , ironia, profundidad, sintesis y porque no…una miaja de mala leche, que tanta falta nos hace a veces.
Desde este torrido e inaguantable Agosto, te envio un abrazo. Conxa
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Un placer saber de ti de nuevo, Conxa, y, como siempre, gracias por tus palabras.
Cada cual construye su propia versión de un relato y encaja las piezas a su modo, y la historia original se multiplica en tantas versiones como lectores, diferentes cada una. O así me lo parece.
Adoro este inaguantable verano. Un abrazo… ¡caluroso!
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